Sobre el proceso enseñanza-aprendizaje
El proceso enseñanza-aprendizaje no se llama así porque sucede en 6 meses.
“Aprendé a hablar inglés en x tiempo”; una x que generalmente suele ser un corto plazo.
Que sea un proceso indica que llevará tiempo, requerirá determinación y esfuerzo, y habrá diferentes instancias, y variadas.
Este proceso no es lineal, lo que significa que no se produce siempre en la misma dirección ni de la misma manera. Existen altibajos en el aprendizaje, y aún así, se tienen expectativas irreales acerca de cómo aprendemos y cuánto debemos aprender en x período de tiempo.
Durante estos altibajos – períodos de incorporación de nuevos conocimientos, acomodación, práctica, evaluación, reflexión, revisión, asimilación, adquisición – el alumno se encontrará con miedos, frustraciones, y diferentes obstáculos externos e internos.
Así es la vida. Así sucede en todas las áreas de nuestra vida. ¿Qué nos hace pensar que cuando decidimos estudiar, nos pondremos frente al profesor esperando que se nos presente la solución?
El profesor es un referente, una guía, un consejero, alguien que decide compartir lo que sabe. Tiene la obligación de buscar, diseñar, transformar, propiciar espacios para la reflexión, el debate, el autoconocimiento, ser paciente y templante. El profesor debe mostrar las herramientras que conoce y preocuparse por adaptarlas y actualizarlas conforme lo hace el mundo que lo rodea. Pero no tiene la obligación de mostrar la respuesta, la solución inmediata, la cual no existe tampoco. El profesor muestra el camino y comparte la experiencia.
El alumno, por su parte, debe aprender que el error, la frustración y los obstáculos son factores necesarios en su aprendizaje. ¿Por qué ocultarlos? No podrán evitarse. ¿Por qué avergonzarnos de ellos? ¿Para qué negar o resistir el “no sé”? Si para eso decidimos estudiar en primera instancia.
Cuando permitimos que haya intereferencia en lugar de transferencia, cuando no nos conectamos con nuestro propósito y nuestro aprendizaje, comienzan a repetirse frases como estas: “no tengo tiempo”, “soy malo para esto”, “nunca lo hice de esta manera”, “la tecnología no es lo mío”, “ mejor apago la cámara”, “tengo muchas cosas que hacer”, “mi casa es ruidosa”, “mi trabajo es muy demandante”, “me quedé sin batería”, “quiero cambiar de grupo o docente”, etc.
Las resistencias también son parte del proceso de aprendizaje. Ahora, podemos aprender a identificarlas.
¿Te detuviste a pensar cuáles son tus resistencias?
La hora clase debe ser esperada con ansias.
La clase debe ser un espacio lúdico, descontracturado, flexible, donde el alumno no sienta que está siendo examinado constantemente, porque ¿quién querría participar de un evento en el que siempre se lo va a estar evaluando? También, a veces, el evaluador mas juicioso y duro es uno mismo.
Aún así, la mirada tiene que darse de manera simétrica. El educador debe incentivar, motivar, traer al alumno al presente, captar la atención. Si esto no sucede, entonces debe revisarse qué se está proponiendo y cómo se lo está proponiendo.
El alumno, por su parte, debe aprender a comunicar sus necesidades en lugar de esperar a que el profesor presente todo lo que está dentro de sus expectativas. Comunicar lo que agrada, lo que resulta dificil, lo que genera intriga.
El aprendizaje debe mover las emociones.
Apelar a la memoria verbal pero también a la visual y a la emocional. Contar historias para transmitir teorías o presentar ejemplos. Responder sin juicio y sin vergüenza. Responder aún dudando de si la respuesta es la correcta. Todos aprendemos de todos.
Recordemos: ¿Cómo incorporo más los aprendizajes? ¿Qué profesores guardo en mi estima?
Seguramente sean aquellos que me llevaron al límite, aquellos que me desafiaron, que me hicieron moverme de mi zona de confort y me ayudaron a superarme. En este sentido el profesor debe mostrar autoridad, no autoritarismo, debe llevar al alumno a ese lugar de incomodidad y superación. El alumno debe confiar y entregarse a la propuesta, pero adoptando un rol activo, participativo y autónomo en su aprendizaje .
La vida es una cuestión de superación.
Hoy vivimos en un mundo cada vez más desafiante, cambiante, complejo, que en la actualidad está pasando por cambios radicales, a nivel estructural, personal y cultural. Las viejas maneras ya no sirven y lo nuevo encuentra resistencia. Entender que el aprendizaje es un proceso como lo es la vida, hará que me relaje, que me mueva con fluidez y me mire con templanza, con paciencia a mis tiempos pero con la determinación de ir hacia adelante.
La propuesta debe ser ir hacia adelante juntos.
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